jueves, 21 de marzo de 2013

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13. Apasionado idilio

El Comandante de la Guardia Suiza nunca llegó a cruzar el umbral de Palacio. Un minuto antes se vio deslumbrado por Milagros Rodríguez de los Faisanes, Grande de España y bellezón de primera magnitud.

En ese instante el Comandante, sin dirigir una palabra a tan excelsa mujer, solicitó su baja en el servicio entregando el sable de reglamento a su superior, que se hallaba presente y, muy educadamente, se dirigió a la dama quien palpitaba de emoción, desapareciendo con ella hacia su ático de Rosales con vistas a la Casa de Campo. La presentación de Cartas Credenciales ante el Rey de España por el Embajador de la Confederación Helvética siguió su curso mientras el Comandante de la Guardia Suiza comenzaba un apasionado idilio con Milagros.

A veces pasean al atardecer por el Parque del Oeste. Nadie sabe más de tan repentino

amor. Más de un año ha transcurrido desde entonces.

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