18. ¿Quién soy?
Los sueños nos cambian. No me refiero a: “Cuando desperté era otro”, sino a los ojos, la boca... A mí me han cambiado. Quizá por alguno de ustedes.
¡No se vayan! No es un experimento de narrativa moderna. Mi única salida era irrumpir en este papel y suplicarles una explicación.
Cuando entré en mi sueño la úlcera machacaba furiosa, me dolía la cabeza, los ojos lloriqueaban y la depresión me hundía en el más negro pozo. En fin: era yo.
Pero ahora... No me duele nada. Deseo correr, saltar y hasta volar. ¡Y no estoy asustado! ¿Dónde fueron mis dolores familiares y mis viejos miedos? ¿Dónde fui yo?
Ayer me atreví a soñar. Y me perdí. Podría haber perdido un guante o un bolígrafo, pero me perdí a mí mismo.
¿A alguno de ustedes le ha ocurrido algo semejante?
¿Alguno de ustedes soy yo?
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